Más allá de ser una gran película de ciencia ficción que combina el miedo sicológico con el temor y dudas existenciales del hombre y de los efectos especiales sorprendentes para su época, The Shriking Man (1957,)obra maestra del director Jack Arnold, nos muestra la creación, el nacimiento de un héroe.
Pero Arnold no nos presenta el clásico héroe de acción fuerte, musculoso, de dos metros de altura, seguro de sí mismo, valiente, decidido. Si no que en esta cinta nos presenta a un Scott carey (grant Williams), un hombre que lleva una vida común, que está de vacaciones con su esposa Louisa (Randy Stuart) y es cubierto por una extraña niebla, en apariencia inofensiva. Pero por la cual ya nada será igual para Scott y su esposa.
Es ahí en donde empieza el llamado de Scott para convertirse en héroe, pero no en un héroe clásico que derrota al os malos, salva al mundo y se queda con la chica linda, no, este es un héroe, para sí mismo, con batallas psicológicas y existenciales, batallas que lo llevan a interiorizar, darse cuenta de su existencia y con ello de su desgracia, aceptarla, saber que hay un camino para superarla y luchar contra el mismo y contra las circunstancias de la aventura que lo lleva a aprender la lección cuya victoria le dará el triunfo ante sí mismo y sus miedos con lo que será un héroe por sí y para sí mismo.
Sin nadie que lo guie o le muestre el camino, pues los doctores no saben lo que le pasa y no pueden revertir su “extraña enfermedad” que lo hace cada día más pequeño, Scott busca disfrazar su situación con la fama, la disfraza sin embargo su situación es más grande que él, al punto de estar a punto de enloquecer por estar en un mundo en donde todo es más grande que él, un mundo al que ya no pertenece, una vida que ya no es para él y no sabe y se niega a vivir su nueva vida.
Sin embargo en su desgracia, la presencia de su esposa Louisa es vital para él, le ayuda en su adaptación y aceptación de su nuevo diminuto mundo. Hasta que el mismo destino que lo cubrió con la extraña niebla, hace que se que sólo, con lo que se ve ante su primer gran batalla.
Aceptar su pequeñez, es su primer prueba para poder sobre vivir, en un mundo en donde una gota de agua es mortal. Adaptarse, explorar, descubrirse a sí mismo y a su entorno, es su primer reto mismo que logra para pasar a su segunda prueba.
Una vez con el conocimiento pleno de sí mismo, sus capacidades y su entorno, enfrenta a un temible enemigo, una tarántula, que le enseña que en el exterior existen peligros tan o más peligrosos que en su interior.
En un mundo para el que él es demasiado pequeño, insignificante, en el que siempre estará sólo. Scott aprende que en él está su salvación, él es su héroe, y su villano.
Es así como en de The Shriking Man, Scott se presenta como un héroe moderno , en una situación que es el espejo de la vida del hombre actual, un individuo solitario ensimismado en sí mismo, en sus propios problemas que es incapaz de ver que el universo es enorme y que lo que haga o deje de hacer es totalmente intrascendente para el mundo, un mundo sin héroes, en donde cada quien se convierte en su propio héroe y su propio villano.
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